¿Recuerdas que en otro artículo te contamos que la electricidad se origina con el movimiento de los electrones que forman los átomos? En esta ocasión, te vamos a explicar que existen dos formas distintas de electricidad, la corriente alterna y la corriente continua, y que su mayor diferencia está en la distinta dirección del flujo de los electrones en cada una de ellas.

En el caso de la corriente alterna, el flujo de electrones es bidireccional, oscila entre los polos positivo y negativo; en cambio, el flujo de electrones de la corriente continua es unidireccional, sigue una señal continua y se mantiene fijo en el polo positivo.

Seguro que te preguntas: ¿y por qué pasa esto? Pues esto es así a causa de la diferente forma en la que se genera la electricidad en cada caso.

Corriente alterna

En el caso de la corriente alterna, la fuente que la genera también va cambiando de polaridad. Se utiliza este tipo de corriente para los hogares debido a su facilidad para cambiar su tensión (voltaje) y por ser relativamente fácil de transportar a largas distancias.

Este tipo de corriente es la que circula por nuestras redes de distribución. Por el camino, va cambiando de tensión, pasando de la alta tensión, a la media y, posteriormente, a la baja tensión, que es como llega a tu casa.

Corriente continua

La corriente continua puede ser generada de distintas maneras, desde fuentes químicas como las baterías, en placas solares o usando el calor mediante el efecto Peltier.

Sabías que…

Muchos de los aparatos que usamos a diario funcionan con corriente continua y podemos encontrarla en pilas, baterías u otros aparatos de baja tensión eléctrica. La gran mayoría de los aparatos llevan un pequeño transformador, interno o externo, para convertir la corriente alterna en continua.

La primera red eléctrica comercial, desarrollada por Thomas Edison a finales del siglo XIX, utilizaba corriente continua, pero hoy en día, debido a las ventajas de la corriente alterna en cuanto a posibilidades de transformación y transporte, las redes de transporte y distribución utilizan casi exclusivamente corriente alterna.

Por ejemplo, la red eléctrica española está conectada con las islas y con Francia utilizando la corriente continua, porque permite transmitir grandes potencias de energía con menores pérdidas.

En cambio, en instalaciones aisladas/independientes de la red eléctrica con energías renovables también se usa corriente continua porque se puede almacenar en baterías y disponer de ella cuando no se puede producir.

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